martes, 19 de octubre de 2010

onomatopeya del bostezo

Voy repitiendo gestos y palabras mientras lejos escucho el inmenso bostezo de los siglos pasados.
Luis Cernuda
Estoy en un ciber café. Hace tiempo que no me pasaba acá. El tiempo está pasando muy rápido y lo que vivía hace un año parece que ocurrió hace cinco, en cambio cosas que ocurrieron hace diez apenas se están cerrando como para dejarme correr. Ayer me tocó ayudar a alguien a escoger una lápida...cuando venía conduciendo de regreso a casa ya casi para ser la hora de dormir mi hijo me ha preguntado si conozco alguna moraleja sobre la vida o una "frase inteligente" sobre la vida, me preguntó si yo considero que el planeta sería mejor sin los humanos y bueno yo más bien venía pensando en que debo comprarle unos tennis nuevos para su entrenamiento y que afortunadamente hay uniformes limpios en casa y que los dormiré temprano para poder leer un poco los poemas de E. Ballagas que me prestaron, contestar algunos mails... mi otro hijo en cambio venía viendo que cuando hay nubes el cielo puede verse azul también de noche mientras intentabab sacar la cabeza por la ventana sin que yo me diera cuenta. Ya por la noche no pude hacer mucho de lo que me propuse porque sentía chispas en mi cuerpo. Están creciendo demasiado rápido. Pero le dije que si, que todo sigue que la moraleja quizás sea la vida misma, que no lo se pero que me gusta vivir. Que si los humanos desaparecemos seguramente la natrualeza va a invadir todo el asfalto y el agua limpia va a correr de nuevo, pero que quizás si tenga un sentido nuestra existencia. Pero que todo cambia y que yo tengo todo menos la razón que allá él si se fía de mi.

martes, 5 de octubre de 2010

uyyyyy...nomás acuérdese.

Poema Cuarteto de Pompeya
de Fabio Morábito



I

Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,

nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.

Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.

Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.


II

Me hiciste tanto daño
con tu boca, tus dedos,
me hacías saltar tan alto

que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento.
Me desnudaste tanto

que pronuncie mi nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.

Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.


III

Te frotabas tan rápido
los senos que dos veces
caí en sus remolinos,

movías el culo lento,
en alto, para arrearme
a su negra emboscada,

su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia,
gritaba su naufragio...

Nos desnudamos tanto
que no nos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.


IV

Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote
a tus primeros actos,

te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,

pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.

Esa noche la lava
mudó su paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.


_______________________________

En Pompeya, entre otros cuerpos petrificados
por las lavas y cenizas de la erupción del
Vesubio (año 79), se conservan los de un
hombre y una mujer en el acto amoroso.