No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.
Proverbios 27:1
Estaba en el parque, intentando asolearme, pero la humedad y el aire no me permitieron calentarme, suelo tener más frío que los demás, hace buen sol acá, me sentí otra vez ausente de mi, me caga sentrime flotante, pero tratando de volver a sentir el momento, vi un árbol con su sombra sobre el pasto, a contraluz, distinguía bien la sombra y poco el árbol, serían las 3 de la tarde pasadas, no se puede evadir tanto. Tenía semanas con un malestar en la garaganta que no se ha ido del todo, pero el té de gordolobo me ha traído mucho alivio, no era tan consciente del ardor que sentía constantemente en los oídos y de irritable que me ponía. Un poco de descanso, estar más en casa y me siento mejor...fue el momento en que supe que ya queda poco de la ansiedad, me estoy desintoxicando (me causa más ansiedad la falta de la cannabis que la idea de saber que nunca más vamos a estar juntos en la cama), vuelve la calma, comienza otro año, me auto auguraba lo peor para el invierno y no va tan mal. A mateo ya le parece asqueroso besarme en la boca, y me dice casi al mismo tiempo que me ama y que me odia, que soy fea y que soy bonita, que de día me odia y de noche cuando toca mi pelo, me ama, no sé que tan edípico, tan sano, tan correcto sea esto, pero me gusta, me gusta que digan lo que sienten, a mi, muy encerrada en casa con mis dos pequeños patanes algo me dice que no va tan mal. Cuando Mateo me quiere joder, se anda por toda la casa gritando: Manolomanolomanolomanolomanolo asi, cual merolico, sabe cuándo le hablo con una firmeza actuada con maestría por mi, por que soy La Madre, pero sabe también de qué pie cojeo. Casi ya no digo cosas, pues todo terminaba en queja y ultimamente parece que estoy sumida en un conformismo asfixiante, que si, que todo esta de la mierda allá afuera, pero a la par de lo jodida que es esta existencia todavía me las arreglo, esto quiero, mi vida promedio, todavía la gozo. Soy una puta afortunada. Cuestión de enfoques, me dijo un amigo mío, que siempre me ha gustado y siempre me he sentido aplastada por el, y por su chingada inteligencia, pero ahora no, dejar pasar a alguien es para mi similar al alivio del extreñimiento. Mi vida la voy sintiendo ocurrir, en el aire. En la gente que me cuenta algo en la sala de espera. Un hombre de cincuenta años, con su pelo blanco y sus cejas y sus ojos negros me mira, es médico y tengo un fetiche con los médicos, si, me gusta ese viejo, su novia diez años más jóven que el (también médico) y diez más vieja que yo, se percata, pero se comporta como una cretina, se le olvida que es una mujer y parece una adolescente, yo me río y lo gozo (léxico copiado de mi amiga), me aburren. Los veo mientras me alejo, juntos. Me anoto un recordatorio sobre mis futuros celos y posibles reacciones estúpidas, aunque la entiendo un poco, el tipo parece que vale la pena. Tengo mientras tanto otro amigo interesante que me divierte y me saca a pasear, de vez en cuando, a mis casi 31 puedo decir que es la primera vez que me gusta un amigo y aunque sea una estupidez, hay que saber lidiar con ello, el tipo lo vale, lástima, me encantaría besuquearlo todito, con él, nada de facebook (no me acepta para "protegerme " de ver los recados que le deja su noviecita europea, que viene a verle a finales de enero...) nada de que tengo un blog en el que escribo mamaditas, con él, salir cada que me invita y afortunadamente me invita seguido, bailamos y me explica cosas que tienen que ver con las materias que yo reprobaba cuando estaba en el bachilleres, me gusta lo que me cuenta, pero más me gusta cómo me jala para llevarme en el baile. Por lo pronto, me conformo. Con el sol. Fisiología, salud, química. Pasándolo de panzaso, como casi en todo. Y si por instinto de conservación mi cerebro se adormece más y más...Venga el 2010. No me jacto, así me dan las cuentas, por mi, que siguiera así.
...Piensan con melancolía en aquellos de quienes se preguntan si volverán a ver.
Porque se ha llevado muy lejos en esta guerra el arte de la invisibilidad.
G. Apollinaire
