martes, 15 de diciembre de 2009

notando

Uyyy, vengo llegando de trabajar, es la media noche de acá. Hoy conocí a tu tía, tenía curiosidad, dada la cantidad de historias que me contabas sobre ella, tienes razón, es horrenda persona, tienes mucho de ella, la sonrisa pelada de dientes, desquiciada, los ojos desorbitados, la cara cuadrada y esas cejas, me gustó verla limpiándose los mocos u oliendo el pañuelo y guardándolo en su bolsa, algo prepotente, muy lambiscona...asi son aqui, me dijo mi jefa, no intentes sobresalir, estar al margen, en eso siempre he sido experta...quería robarme un gran trozo de queso y llevarselo a mi papá, nadie como mi papá para disfrutar lo que engulle y sí que le gustan los quesos, pensaba también en lo bellísima y femenina que es mi mamá (chorrea toda la dulzura que estas compungidas han ido perdiendo mientras callan), en la solemnidad de mi hermana, en la naturalidad de mi amiga. Los guardaespaldas comían a escondidas trozos de queso que el generoso mesero partió para ellos , las edecanes cuchicheaban y coqueteaban con quien podían, a mi el tinto me invadió con una tristeza cálida, con una nostalgia de temporada, y verlos aqui, a todos estos reunidos, convertía mi angustia en náusea, en algún momento los músicos dejaron de tocar los tangos, nadie bailó, aqui no se viene a divertirse, se viene a ver y a ser visto, a relacionarse, ahhhhhh Chihuahua es tan falso, el banquete, los espárragos estaban en su punto tierno y crocante, deliciosos, allá afuera ha de hacer un frío de la chingada, pero acá estamos a temperatura modulada, el anfitrión da un discurso, se aplaude y el fotógrafo personal me hace jetas cuando le sonrío, no sirvo para esto, extrañé un hombre en casa que me cerrara el collar de perlas, prestado, para la ocasión...hay peores trabajos.

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