lunes, 26 de abril de 2010

Paola

Era flaca, o quizás lo siga siendo, veinte años después. Alta, o a mi me lo parecía. Tenía un caracter fuerte. Usaba vestidos, arracadas, sandalias, se pintaba las uñas de los piés de un rojo quemado casí café, tenía bonitos pies de dedos largos y huesudos con lindas uñas coloreadas, caminaba regañando a sus hijos por la casa, sosteniendo un cigarro, se quejaba por ejemplo de que la mastra la había mandado llamr por una travesura de su hijo mayor Freddy, de unos catorce años un cretino abusón, moreno de una linda cara, le seguía Ruth de 13 que era una niña muy coqueta alta, blanca, pelo negro, luego Johana quien era quizás aún más coqueta de 11 morena muy parecida a freddy de nariz chatita y piel brillante, y por ùltimo la pequeña de 7 años, Fanny, que tenía parálisis, y deambulaba babeando por esa casa pasillo, o se quedaba por horas mirando por la puerta que da a la calle, saludando a los que pasabamos. Paola era cantante, trabajaba de noche... quizas te imaginas que lo he sacado de una película de ficheras, quizás, pero Paola fue muy real, Morena con el pelo rojizo, esponjado y crespo, y si, aqui viene el cliché de la peineta a un lado, que deja asomar la oreja izquierda. Yo era una mocosa de entre nueve y diez. Paola me aterraba y me fascinaba al mismo tiempo. Solía jugar con sus hijas y cuando ella llegaba a casa gritando y fumando entraba en una extraña angustia. No se dónde estará si vive aún, quizás es mejor recordarla así.

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