miércoles, 6 de enero de 2010

allá me decían la Peque

Una ola de recuerdos me invaden y me sacan algunas lágrimas...lo que ya no está, "quisiera", hay recuerdos que no me dejan dormir, cosas que vi, pagaría por poder fotografiar a personas que ya no están aqui...vamos, una de ellas...Se llamaba Memo, era un borrachín de mi colonia, vendía flores en el crucero de la 16 de septiembre y tecnológico, en las temporadas invernales vendía tambien cohetes, cuetes, y luces de bengala, cuando pasaba de regreso a su casa por mi calle, habiendo terminado lo suyo, los mocosos lo acosábamnos pidiéndole nos regalara un cuete, y casi siempre lo hacía, era un gran tipo, tenía una actitud muy amable y serena, alcohólico, sus ojos solían estar vidriosos, su piel morena se tornaba rojita, como un ladrillo, pasaba siempre sonriendo con el ramo de rosas muy al frente, usaba pantalón de vestir y camisa siempre fajada, si, daba el típíco aire de pachuco o excholo con cierto porte, un día le compré un cuete y me dijo que me lo regalaba, pero yo quise comprarselo y entonces me regaló una rosa, solía también hacerle mandados a mi tìa gabina, que tenía una tiendita de abarrotes y vendía frijoles cocidos en la esquina del crucero...desde ahi pude observar a muchos personajes que hacían su día a día, pero es ahora que entiendo como las personas nos dejan algo de sí, tal vez sea algo de eso, en lo que pretendo que la fotografía me ayude, sana un poco los vacíos, aunque sea inútil...cuando mi tía estaba enferma, ya en cama, Memo le conseguía leña, pues ella detestaba los calentadores de gas o eléctricos y como si no tuviera suficiente con el tabaco que fumaba, inundaba la casa con más humo, asi, Memo llegaba con un costal y mi tía le daba algo de dinero, que iba directo "al pomo", Memo era inofensivo, era bueno, asi nomás, "bueno", me encantaba verlo y el se daba cuenta y me cerraba un ojito vidrioso, era tan alcohólico que ya no tenía líbido, un día lo ví acostarse en el camellón, me asusté un poco y fui a verlo, estaba muy borracho, el que vendía los chicles lo levantó y lo llevó a su casa...al día siguiente nos dijo que se sentía cansado...al rato ya estaba acostado otra vez en medio del tráfico, con las flores en su pecho, así, como una visión terrible y conmovedora, cada que lo recuerdo siento un calor que recorre mi piel y viene el escalofrío...lloré y lloré, llegaron las autoridades y le pusieron la típica sábana encima, luego los mirones, los taxistas de la esquina, el de la frutería...mi tía desde la cama hizo un esfuerzo y vio hacia la ventana...Memo, el hijo de Tomasa la que pedía restos de comida, friego, para sus marranos...hijastro del elotero. Yo fui de parte de mi tía a darle algo de dinero a Tomasa...de parte de Gabi, le dije...y me salí por que el olor era nauseabúndo y aunque Memo era un tipo muy solitario, nunca faltan las viejas rezonas que chillan como brasas...convirtiéndo el momento en pesadilla...al menos para mi. Pensaba en él...mientras me dirigía en taxi a una cita, escuchando la voz de un locutor que fue de mis mejores amigos en la primaria y que mandaba un saludo a todos los del taxi tarahumara, el de mi colonia, el de ese crucero en el que pasé tantas horas acompañando a mi tía, en donde estaba siempre Memo y muchos otros personajes...tengo algo de todos auqellos a los que me fue concedido ver...tengo recuerdos que no me dejan dormir aveces, no hay nada de relevante en ello, lo que se ve cada día...es solo eso. Yo soy de ese barrio, le dije al taxista, y el Spanky era mi compañero de escuela...el Spanky, otra leyenda...y nos pusimos a platicar en el camino...después de todo mi tía Gabina era una señorona muy apreciada por el gremio. Y la extraño tanto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow, me gusta y me conmueve lo que escribes Petite,, Extrañaba la visita cotidiana a tu blog. Luego escribe algo sobre el Spanky please...
DV