lunes, 16 de febrero de 2009

¿surtida, con maciza o revolcada?

(¿cómo quiere su barbacoa?)

Dentro de un mes estaré en la hermosisisíma capirucha, eso me emociona en verdad, si a alguno de mis queridos amigos que viven allá se les ofrece algo de por estos lares (llámese queso, sotol, tortillas de harina, carne seca) solo hay que decirlo. Además de los conciertos de Radiohead gracias a la info que Karina Mandarina me dió, asistiré a una expo de David La Chapelle y por si fuera poco me toca estar entre las fechas del festival de la ciudad, como siempre, esa ciudad me vuelve loca.

Ayer, a las 2 de la tarde aún no habíamos desayunado, yo debía ir a casa de mi madre y pensé que como ella compra barabacoa y menudo los domingos desayunaría allá, pero no, por alguna razón no lo hizo, nos lanzamos a la carnicería la fuente donde por años hemos comprado carne y barbacoa, luego a la tortillería la fuente, que está a un lado de la carnicería, pues ya no había barbacoa, pensé comprar tortillas y aprovechar la salsita que te dan, compramos un kilo, esparamos un poco hasta que las tortillas comenzaron a salir de esa maravillosa máquina rechinadora, cuando recién conocí a yorch, algún día que nos vimos y yo andaba algo apocalíptica le dije: "al paso que vamos se van a extinguir las tortillerías y vamos a comer asquerosas tortillas del súper", Yorch creo que se conmovió un poco, pero más bien le dio risa mi profecía, hará un par de semanas en el diario apareció una nota sobre la penosa situación de las tortillerías en la ciudad, pues de 400 ahora solo hay 200, y bueno, definitivamente no es lo mismo una tortilla hecha en el super o en una maquiladora de tortillas que una de tortillería, fresca y deliciosa, donde además te ponen un salero y una picosa salsita pa'que te vayas comiendo en el camino, toda la primaria, llegar de la escuela, acalorizada, mientras mi hermano se burlaba de las asquerosas gotitas de sudor que hacian ver aún más fea a mi nariz pecosa, dejar mi pesada mochila gigante samsonite cuadrada y horrenda, entrar hambrienta a la casa con olor a sopa e ir a regañadientes por las tortillas, comer esa primera tortilla con sal, por dios ayer reviví esa experiencia, ese sabor, luego nos dimos a la tarea de buscar barbacoa, pensé en la birriería Jaramillo que está dentro de la colonia villa, al igual que la tortillería, solo que en otro extremo, lo que implicaba cruzar la villa, esa colonia tan famosa de antaño por sus cholos, aquella pandilla que se hacían llamar playboyz ultraenemigos de los mayelos 24 de la 24 de junio y archienemigos de los de la Revo de la colonia revolución, aquellos enfrentamientos, aquellas redadas, cuando a una cholita se le ocurría noviar con uno de otro barrio, esa colonia donde las calles llevan nombres de revolución, niño artillero, siete leguas (siete leguas el caballo que Villa más estimaba), Che Guevara, Columbus, Rubén Jaramillo etc, de la colonia Villa se han escrito incluso libros, y bueno, encontrar arroyos ya canalizados y calles pavimentadas, llegar a la birriería y ver las opciones de barbacoa, volver, comer y luego salirme al patio de la casa de mis padres, que es como un pequeño yonke lleno de chatarra, buscar objetos oxidados, algo interesante y encontrar objetos abandonados desde la infancia entre el polvo y el fierro, todo un domingo familiar. Maldita nostalgia.

2 comentarios:

vagancias dijo...

Tienes mucha razón, las tortillerías están en peligro de extinción... me gustaba ir por las tortillas y llevar las servilletas que mi mamá bordaba... y gastarme el cambio en casuelitas de tamarindo. Bendita Nostalgia!

rafastarix dijo...

tanita, buen texto, nostalgico...tampoco olvidemos a los gatos 13!!