escuchad atentamente el tumulto del pensamiento y oiréis, en su centro inviolado, duda y frustración.

Me siento a disgusto, conmigo, en este momento, un test me llama flemática, es una idiotez, pero aveces tocas ampollas purulentas que te dicen sobre lo patética que puedes ser, por no saber llevar una situación, son momentos de ansiedad, en que siento que los huesos se quieren salir de mi cuerpo, en una ocasión tuve esa sensación en un quirófano, un arranque de ira y miedo, mi cuerpo ya no me respondía pero yo aún lo sentía y quería salir corriendo, para sentir el suelo y olvidarme de esa sensación, luego la anestesista sosteniendo mis brazos que aún tenían movimiento, una inyección más, un líquido amarillo en la manguera del suero, una ola de calor recorrió mi cuepo rápidamente, me quemaba, era tal que sentía mis lágrimas frías, luego todo se fue desvaneciendo, recuerdo que la sonrisa de la anestesista me parecía muy falsa, en mi miedo todo aquel equipo de personas me tenían atrapada, me resultaban horripilantes, mientras me intervenía, el Doctor Narvaez silbaba una canción, las enfermeras platicaban trivialidades y yo estaba despierta pero no podía hablar, después al despertar ya no era la misma. Así me siento hoy, creo que es cuestión de encontrar un plaiativo que cumpla la función de la inyección, luego todo pasará, aprovechar la ansiedad, mantenerse ocupado y concentrado en otras cosas, y pasará, debe pasar. Me siento patética cuando alguien me ofende, por permitirlo, me siento estúpida cuando demuestro que me han ofendido. Acudo de inmediato a la evasión, en forma de música, de ver viejas fotografías, a la lectura, ninguna música parece la adecuada, cosas como levantarse a las seis de la mañana para ir a caminar a un parque deportivo en el que la gente da vueltas y vueltas, decidirme a ir a la acupuntura, beber más café con los amigos, ser más disciplinada, lo que sea.

Han sido pensados, están siendo pensados, serán pensados millones y millones de veces por otros.
G.Steiner