miércoles, 20 de mayo de 2009

Lo que me dijiste sobre Araki



Lo que me gusta más de Araki es la cantidad de fotos que toma. Como si ese fuera el significado de su obra, y no el sexo. Es como un fotógrafo stándar que ama su trabajo y no puede vivir sin él. Su distinción es que toma fotos de putas, putas y más putas. Pero es tan simple como un fotógrafo de sociales en Chihuahua. Sólo que le vale madre retratar el mundo subterráneo, pegajoso. Creo que se excede - aunque me atrae sin duda -, en ver a las mujeres como seres que sólo son sexo. Me atrae, porque esa actitudes, posturas, miradas, etcétera, parecen decir más de la humanidad de Araki o del espectador hombre, que de las propias chicas. Me encanta esa mirada entre sexos que no se encuentra del todo. Que los hombres y las mujeres seamos distintos, y que no tengamos mejor opción, al menos hasta la vejez quizás, que estar juntos. No me explico a las parejas liberales cultas que aseguran que no hay tanta diferencia, que es cuestión cultural (que en muchos casos lo es). Me pregunto, se hacen pendejos ambos, o sólo ellas. En lo que sí nos parecemos, y yo nunca lo he negado, es en la curiosidad intelectual. Pero me asusta más un mundo donde la diferencias se omitan. Quizás soy anticuado. Hay una película que hace mucho no veo que me encanta, es de ciencia ficción: se llama Space Ship Tropper, si no me equivoco. Es del director holandés Paul Verhophen (no sé si así se escribe), que es el director de Basic Instincts, que me fascinó cuando era apenas adolescente, 13 o 14 años más o menos. Fue la primera vez que vi pelo púbico en un cine. Irónicamente, la vi en el cine del Real, ahora centro ceremonial de una secta protestante. Space Ship Tropper trata de un futuro donde toda la sociedad norteamericana reaccionaria se ha expandido por el mundo, tipo jugadores de futbol americano, nerds militaristas, niñas berverly hill 9017354, de ese estilo, y de pronto - la acción sucede en Buenos Aires -, la tierra va a ser invadida por un ejército de insectos enormes, que representan el modelo comunista de sociedad, como las hormigas que veías en Madera cuando eras niña. Al final los protofascistas del planeta ganan la guerra librada en un planeta deshabitado. La película es sangrienta y cómica. Uno de los cabecillas de los humanos tiene la virtud de la telequinesia y descubre al cerebro de los insectos, una especie de enorme cerebro impráctico escondido bajo tierra. Le idea perversa de la película es que la democracia es más eficiente y autoritaria, porque no basa su poder en un cabecilla, por ejemplo Stalin. Así que ahora que lo pienso por eso está valiendo madres la izquierda en México. Los demócratas trabajan mejor en equipo. Pero el punto, antes de que lo olvide es que la conducta sexual de los humanos en la película, es tremendamente desagradable. Porque las mujeres soldados tienen la misma fuerza muscular que los hombres, participan en una especie de futurista fútbol americano de sala. Y obvio, tienen cuerpo atlético, y pueden matar a cualquiera en tiempo de guerra. En fin, hay que volverla a ver. Cuando vaya a Walgreens (o como se escriba) la voy a buscar. Siempre venden churros en DVD. Una vez me compré Zulu con Micheal Caine que de niño grabé de la tele en Betta y vi mínimo 20 veces, muy sangrienta y reaccionaria. Bueno, ya cierra el pico.

(mi amigo que me presta un libro de fotografía de Araki y me manda estas palabras por correo electrónico)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paul Verhoeven...