jueves, 16 de abril de 2009

de segunda a quinta velocidad, reparando en tus lados


Otro día de esos, de buscar caminos de tierra, más adentro, desviarse en las carreteras, encontrar estos cielos y estas plantas y su fauna, ocotillos, gobernadora, yuca, ardillas, liebres que cruzan osadas el camino casi rozando las llantas, mientras yo, limitada, voy conduciendo usando clutch, cosa rara en mi, me averguenza un poco no saber conducir estándar, me imagino viéndome desde arriba conducir en este camino, dejando un estela de polvo y de humo que sirven de pantalla a la luz horizontal del sol ocultándose, me veo con vanidad en el retrovisor, voy fumando, pero yo no fumo, sólo esta vez, y poso para el retrovisor y me rìo de mi decadencia y acepto con algo de molestia que ya no queda mucho en este rostro, de belleza y juventud, me río y la risa dibuja todos esos caminos en mi piel blanca y rojiza, de tacto polvoriento, el color de mis ojos es raro, como café verde, como los colores de esta tierra que se sobreponen, pastos dorados, verdes hojas de gobernadora olorosa, mezquites, pienso en los ojos negros, el cabello negro, yo soy castaña, ordinaria, me gustan los ojos negros como los de Germán, pienso en miradas profundas a pesar del humo del cigarro, pienso también en unos ojos negros que me han ocasionado sufrimiento, los ojos negros del sueño tuyo, duermes a mi lado, sueñas unos ojos, otros ojos, pero trato, como dice Cristian, de dejarlos pasar, entonces, de añorar una càmara fotogràfica paso a desear una de video, pues al avanzar se levantan pajaros asustados por un vehículo mal conducido a velocidad, los veo emerger de entre la vegetaciòn, que allá, más al horizonte, se funden con los cerros, llenos de formas y caprichos, la caída de la tarde refleja ese dorado y plateado de sus alas, resplandecen, el ganado vacuno refleja la tarde en sus grandes vientres, sigo avanzando en camino desconocido, aparecen papalotes girando, corrales, visiones, clichés, ruinas de adobe, puertas de madera, advertencias: precaución, ganado bravo, carretas, cráneos secos de vacas, todo es muy de aqui, aparecen campos protegidos de los vientos por filas de árboles frondosos, casas escondidas entre arboledas y palmeras, luces lejanas, cactos con flores y yo que no me canso de ver, por aqui pasó el agua el verano pasado, todavía se escucha, es cosa de comprobar sus huellas en las rocas, en las dunas arenosas de los arroyos y vados, de pronto se me viene a la mente la cabellera castaña rubia de una niña blanca de mejillas rojas, la vi hace rato, con una fina cintura, veo esa mano rodeándola, un hombre mucho mayor que ella, la conduce hacia su troca y ella se ve conforme con tener una black berry y pasear en ese vehículo a cambio de su belleza, la oservo, ¿15, 16 o 17? me mira y su mirada de "no te incumbe" traspasa lo ahumado de mis gafas poco trendy (palabra contagiada y plagiada), y ese hombre horrible, indeseable se la lleva a su lado, Lolita de rancho... el camino me conduce, no siempre importa hacia dónde. Las personas se instalan en tu mente y añoras lo que jamás podrás lograr, entonces la impotencia, y la buena actitud para evadir la sensación de caída, "cayendo lentamente como un árbol". Lo mejor, cuando el viento seca tu pelo y congela tus mejillas, mientras me despido lentamente de las vacaciones.

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