miércoles, 27 de agosto de 2008

The gringo guide to tango


Para el proceso electoral en el que ganó Patricio Martínez como gobernador, yo estaba en la universidad, tuve un trabajo temporal en el instituto estatal electoral, en el que por cierto conocí a aquel estudiante de medicina antes mencionado, la chamba consistía en capacitar a los funcionarios de casilla, era un trabajo que me gustaba, porque era de caminar todo el día, de casa en casa, y me había tocado un sector que conocía bastante, en el que había pasado mucha infancia y pubertad, la colonia Granjas, además estaba muy bien pagado, un día toqué la puerta en una casa que parecía abandonada, la puerta de madera estaba muy reseca, donde debía haber jardín habia solo maleza y desde dentro se escuchaban tangos, nadie me abría y yo sabía que había alguien ahi, me asomé por una ventana y escuché un grito de un hombre enojado, que me decía que abriera la puerta, que no estaba cerrada con llave, me ordenó entrar y entré, un poco asustada, pero como siempre, la curiosidad, estaba un señor flacucho de voz gruesa que si ahorita hubiera de compararlo con alguna celebridad se parecía a uno de los hermanos Soler específicamente Andrés Soler, estaba sentado en un sillón y a su lado estaba funcionando el fonógrafo, no se levantó, solo detuvo el fonógrafo desde su lugar y le expliqué lo que me traía a su casa, se dio cuenta de que yo estaba impresionada de que su casa en lugar de paredes vacías tenía libros por todos lados y creo que eso lo hizo suavizarse, yo buscaba a su esposa, él se fue a llamarla y me quedé viendo libros, filosofía, pedagogía, literatura y política, de pronto apareció y me pregunto que si cuales me gustaban y pues le señalé algunos, yo traía en aquellos días la fiebre de Castaneda, Gardea y Huxley (típico) recuerdo que había por ahi algo de Ouspenzki o como se escriba, bueno, ya más amable me contó que lo quemás le gustaba es escuchar tangos, me hablaba de tangos y yo pues apenas si sabía quien era Gardel, en eso se estacionó un auto y era el hijo de aquel matrimonio de maestros jubilados, era un mamarracho que venía llegando del gym, con su cara y su cuerpo de gorila, como el típico jugador de football de highschool, apenas saludó al entrar y yo me preguntaba que habría hecho este encantador señor para tener un hijo como ese jaja, si pues el prejuicio de la nena intelectualoide... después conocía a su esposa quien era encantadora y paciente con su viejo cascarrabias, nunca volví a esa casa y ahora estos últimos días he escuchado más tangos que en toda mi vida pienso en aquel hombre y en su acento y su voz rasposa.

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