martes, 9 de septiembre de 2008

Veinticuatro doce veintiuno


Maldito nerdo sexi
Ayer me pareció verlo de lejos, se llama Mauricio (nombre formal y ultra nerd), es de mi edad, era en aquellos tiempos un nerd, de esos, típicos, que te componen canciones y el video de The cribs me recuerda su linda carita detrás de sus lentes y sus pelos desordenados, también se parecía a un personaje de Candy Candy si, uno de los hermanos Cromwell , Alistear, se lo decía y se sonrojaba, por güerito, jajaja, estas lluvias elevan mi chabacanez, su papá era el típico hombre autoritario, que no me quería distrayendo a ninguno de sus tres hijos becados en el ITESM, y ajedrecistas brillantes, y yo que los adoraba a los tres, Enrique, Mauricio y Andrés, Enrique el mayor era un mejor amigo solía tartamudear, Mauricio me volvía loquita, Andrés era el pequeño, el demadroso nerd rocker con el que me ponía a espiar la sesiones del sacerdocio en la capilla y a mi papá tampoco le agradaba tanto.estar pagando mis exámenes extraordinarios de química. Recuerdo cuando nos pedimos el teléfono, sigo recordando su número, me dijo: veinticuatro - la mitad - al revés. Por ser tan destacado se fue del país y bueno, no era tan comun el internet, alguna vez me llegaron dos cartas que perdí en la inundación de Guanajuato, después, pues nada, hasta ayer que creo haberlo visto en la Neri santos cerca del palacio de justicia. Recuerdo un viaje a Casas Grandes lleno de curvas y cargado de pubertos y él y yo hasta los asientos de atrás todo el camino escuchando a los beatles, cuando mencionaba aquella palabra: fractales, teorema de Godel, Mandelbrot, y se impacientaba al ver mi expresión de no tengo puta idea, y yo avergonzada y tonta le robe un beso, ¿qué más podía hacer? si no podía ni con los balanceos en química, su camiseta traía unas fórmulas algebraicas o trigonométricas, yo que sé. Ahhh los flashbacks de la pubertad, me pondré a buscar sus fotos la próxima vez que vaya chez ma mére. Si yo tuviera una hija le prohibiría ver Candy Candy sin-du-da.

Y desde luego tenía defectos, el más grande: era scout. Suficiente, estás fuera de mi vida. En eso y en los calcetines blancos soy como ese trillado de Olverio en una mala película que hace años adoraba y hasta la compré en Gandhi carísima, I-rre-duc-ti-ble.

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